
Las tortugas hembras, una vez llegan a la madurez sexual, pueden producir huevos aunque no estén en compañía de un macho. A veces, si no están en las condiciones adecuadas, pueden retener esos huevos incluso durante años, lo que puede producir un trastorno grave. Por eso, se recomienda un seguimiento anual radiológico y/o ecográfico de estos pacientes.